
En una noche de otoño,
cuando mayo comenzaba,
alguien sembrò una azalea,
en un rincòn de mi alma,
muy hermosa es esa flor,
mas venenosa es su planta,
que de a poco destruyò,
sueños, metas y esperanzas,
faltando tan poco tiempo,
para poder concretarlas.
Mil heridas que sangraban,
por tanto amor destruìdo,
ya mi vida no importaba,
y en tinieblas sumergido,
al Señor, yo le rogaba,
tuviera clemencia conmigo,
y renaciò la esperanza,
me mostrò nuevos caminos,
y aùn con mis sesenta,
sueños de amor yo persigo.
GUIRROMA-Guillermo R. MAGLIARELLI
( DERECHOS RESERVADOS )
DE CORAZON A CORAZON POR UN MUNDO DE HERMANOS