miércoles, 17 de diciembre de 2008

CORAZON DE PLOMO (ESA TARDE DE MAYO)


Caía la tarde ese día de mayo,
con un cielo de plomo, cual tu corazón,
y tú, te marchabas dejándome solo,
sin importarte tanto dolor.

Dolor que causaba el haberte amado,
durante siete años, con loca pasión;
sobre la mesa , quedaba el anillo,
y el juramento de un eterno amor.

Gris como el plomo, se puso el cielo,
duro como el plomo tu corazón,
plomizo el cielo, plomo en tu alma,
y en mí, esa herida, que abrió tu traición

YA NO CAMBIES CORAZÓN


Pobrecito corazón estas sufriendo,
sin que exista ni siquiera una razón,
ten cuidado, mira como estas latiendo,
no me causes un infarto por favor.

Es la mente, enloquecida, que mintiendo,
insistente te recuerda aquel amor,
de manera que provoque sentimientos,
que te dañen, ¡ pobrecito corazón !.

Mas, sin esa mente loca, yo presiento,
que dejaría de ser yo ese que soy,
pobre de mí, que sería sin recuerdos,
¡late fuerte y ya no cambies, corazón!

BIENVENIDA SOLEDAD

Bienvenida soledad, entra, ella se ha ido,
acaso,¿ no tienes nombre de mujer ?,
ven vieja amiga, quédate en casa,
hazme compañía, que solo, muero de frío.

Si, quédate aquí conmigo, soledad...,
volveremos a ser buenos amigos.
Voy a contarte tantas cosas, soledad,
aunque digan que eres, el peor de los castigos.

No te haré reproches, tu bien lo sabes,
son tantas las veces que estuviste conmigo,
conoces mis poemas, mi llanto, mis tristezas,
y tanto, tanto alcohol hemos compartido.

En fin, gracias soledad, por quedarte conmigo,
sos buena compañera, a pesar del frio
que trae la agonía de amores perdidos,
vieja amiga, soledad, el peor de los castigos.

LA MUCHACHA QUE SOÑABA


Quiero que sepas de mis días de amargura,
cuando buscaba el sueño para vivir feliz,
pues, al quedar dormido, llegaba hasta mi cuarto,
un ángel, desde el cielo, con formas de mujer.
La muchacha que soñaba me llenaba de caricias,
su voz y su sonrisa calmaban mi dolor,
sus ojos disipaban las nieblas de mi noche,
y sus besos, mi tristeza, la cambiaba por amor.
Cada noche la soñaba temblando entre mis brazos,
y escuchaba en su pecho el latir del corazón,
mis manos recorrían las delicias de su cuerpo,
y mi ser ardía en la llama de su amor.
No sabía quien era la compañera de mis sueños,
mas hoy, he comprendido, que ese ángel eres tú;
mi divino tesoro, la muchacha que soñaba,
llegaste a mi vida y calmaste mi inquietud