martes, 7 de octubre de 2008

CORAZÓN DE PLOMO


Caía la tarde ese día de mayo,
con un cielo de plomo, cual tu corazón,
y tú, te marchabas dejándome solo,
sin importarte tanto dolor.

Dolor que causaba el haberte amado,
durante siete años, con loca pasión;
sobre la mesa, quedaba el anillo,
y el juramento de un eterno amor.

Gris como el plomo, se puso el cielo,
duro como el plomo tu corazón,
plomizo el cielo, plomo en tu alma,
y en mí, esa herida, que abrió tu traición.

Guillermo Magliarelli

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