
Pregúntame el por qué del sufrimiento,
pregúntame sin tener ningún temor,
te aseguro que todo he de contarte,
sueños rotos, mi locura y mi dolor.
De las noches insomnes y vacías,
de tantos días sin el brillo del sol,
de la ausencia de besos y caricias,
y de cómo tengo herido el corazón.
Nada preguntas, te quedas callada,
el que calla otorga y eso es verdad,
pretendo preguntes lo que bien sabes,
tú fuiste la causa de todo mi mal.
Guillermo Magliarelli
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